Escasísima
gente en los tendidos. Los toreros se fueron de vacío ante una novillada que
les pidió el carné…
(Juan Medrano
Ch. Especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava y Casta Brava)
La
causa, noble, no tuvo eco en el público limeño, especialmente provinciano, que
suele,-cuando hay una eficiente convocatoria-, abarrotar los tendidos de Acho
fuera de feria. Lo hemos visto en festejos organizados por pueblos como Sancos
y Cajatambo.
El
domingo día 23 de setiembre, en tarde soleada, unas mil personas pagaron su
entrada y colaboraron con los bomberos del Rímac. En la taquilla no hubo
boletos populares y mucho malestar en la gente que pugnaba por entrar con uno
de aquellos billetes. En cambio, aunque los seis coletas salieron a pie, el
festejo fue interesante por lo bien presentada y correosa que salió la
novillada de Apóstol Santiago; factor -este último- que complicó la labor de
más de algún lidiador. De hecho, los novillos exigieron oficio y cabeza clara a
sus oponentes. Y hubo dos, 5° y 6°, que sobresalieron por sus mejores
condiciones de lidia y proclividad para el triunfo de los toreros.
Abrió
la tarde el nacional Freddy Villafuerte, con un bonito castaño que probaba,
medía y se defendía arrollando. Tras pincharlo fue silenciado. Siguió el colombiano Pepe Manrique con un morito que
tras tres capotazos hizo por él, echándoselo a los lomos. Magullado, el
bogotano fue a más en la muleta y logró domeñarlo con enjundia. Dio una vuelta
al ruedo con honores.
Pepe
Luis Gallego se insinuó artista con el percal, pero no se comprometió en los
terrenos del poco colaborador castaño que sorteó. Escuchó palmas. El peruano
Claudio Ronge tampoco tuvo alegrías. Seriamente golpeado de salida al
arrancársele el bicho y cogerlo desprevenido, fue llevado a la enfermería. Saludó
una ovación tras el gesto de volver al ruedo y estoquear a su novillo.
El
mexicano Salvador López, ataviado de charro, se llevó el mejor novillo de la
tarde. Tras un emotivo arranque capotero, toreó sobre ambas manos al codicioso de
Apóstol. Pegó muchos pases pero su quehacer no llegó a los tendidos. Tras
pinchar perdió algún trofeo. Cerró plaza el novillero español Pavón Galán, que
predijo cosas mayores con el capote, lamentablemente sin refrendar con la
muleta. Su faena no tomó vuelo a pesar de las bondades de su oponente. Dio una
vuelta al ruedo.
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