Raza y gran
actitud del torero limeño, que no necesitó de algún rabo para sustentar su
valía. El Zapata volvió a dejarse ver fácil y largo ante una corrida que
adoleció de clase y arrestos para embestir en el último tercio.
(Textos: Juan
Medrano Chavarría. Fotos: Luis Rodríguez Sánchez. Especial para Perú Toros)
Lo dijimos hace un par de días y hoy lo
volvemos a sustentar. Los festejos taurinos claman formalización y los
estamentos tienen la responsabilidad de coadyuvar a ese propósito, en especial
los profesionales, que son actores y protagonistas de la fiesta.
Nuestros buenos deseos fueron a parar al
trasto. Ayer en Puquio un hombre de plata paralizó el desarrollo de la corrida
para pedir un rabo para su matador, cuando éste no lo necesitaba porque tras una
gran actuación donde a base de pundonor y vergüenza torera se había ganado las
dos orejas a ley, el público lo aclamó y
catapultó al podio de los triunfadores. Hoy martes día 2 de junio el SITOPE se
reunirá en Lima. Ojalá tengan en agenda este tema, junto a los otros por los
que vienen luchando, como la inclusión de un torero peruano por tarde y el
justo pago de honorarios de acuerdo a la categoría de las plazas…
En tarde soleada y de frío seco se lidiaron
siete astados de San Pedro 1°, 5°, 6° y 7° y Salamanca 2°, 3° y 4°, terciados y
en general justos de acometividad y raza, aculándose en tablas los más después
de varas. Sin el tranquillo que da emoción a todo lo que hace el torero, los
coletas tuvieron que echarse encima de los toros para buscar el triunfo. Los de
Sebastián Vargas se movieron poco y el 4° buscó las tablas. El cucutense le
hizo faena allí porfiándole por ambos pitones, tocando y obligando para que
embistiera. Naturalmente ello tiene mérito pero no transmite emociones porque
el bicho careció de lo suyo. El Zapata no vio claro a un Salamanca que pegaba
cabezadas y se cruzaba para coger. Al rajado 5° le pegó dos series de muletazos
mostrándose superior. De allí jugueteó con él en tablas hasta pasaportarlo con
contundencia.
Lo de Alfonso de Lima fue muy emotivo. El
San Pedro salió con patas y el torero puso el pecho y el corazón para lancear
con el capote hasta los medios y encender la plaza. El toro no tenía
clase, solo arrollaba. Eso no fue
impedimento para que Foncho se metiera con él y mostrara con planta firme y la
seguridad de los que saben a lo que van, que ha madurado y vendrán cosas
mejores. Quitó de capote en el centro del redondel y luego esperó muleta por
delante al dubitativo sampedrano que embestía sin ritmo ni claridad. Las series
no fueron ceñidas ni perfectas pero la actitud superior del torero sobre su
enemigo nos transmitieron aquel indescriptible sentimiento único e irrepetible
del arte del toreo. El cenit llegó cuando se perfiló sin muleta sobre el lomo
para clavar arriba y hacer rodar al bicho sin puntilla. Clamor en la plaza y el
juez afloró los dos pañuelos, a los que se añadió el rabo que un solícito
banderillero puso en escaparate para que la gente porfiara por él. Innecesario.
Porque lo obsequiado por Foncho a la afición prescindía de aditamentos
cortesanos.
Los organizadores declararon triunfador de
la feria a Alfonso de Lima y como mejor ganadería a San Pedro. Los partidarios
del Zapata quedaron con los crespos hechos porque tenían seguro que el
tlaxcalteca lograría aquel título tras acumular cinco orejas contra las dos que
logró el torero nacional. Cosas de los toros. Aquí el resultado artístico.
Sebastián Vargas (Tabaco y oro) Estocada
tendida, descabellos, palmas. Pinchazo, estocada delanterilla, oreja.
Uriel Moreno El Zapata (Palo rosa y oro)
Estocada delantera y caída, silencio. Estocada caída, dos orejas.
Alfonso de Lima (Burdeos y oro) Estocada
delantera y caída, pinchazos y descabellos, división tras un aviso. Estocada en
lo alto, dos orejas y rabo. Pinchazo, media estocada tendida, descabellos,
silencio.
Sebastián Vargas. |
El Zapata. |
Alfonso de Lima. |
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