Olé Taurinos: Sin exquisiteces pero aguantando, Juan del Álamo vio la luz en Acho.

Salió por la puerta grande tras desorejar al 6° de la terciada y desrazada corrida que don Juan Bernardo Caicedo envió a Lima. Castaño estuvo digno y un discretísimo David Mora nos recordó las tardes de toros en nuestros pueblos del Perú Profundo.

(Textos y fotos de Juan Medrano Ch. Especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava)

No satisfizo a la afición de Lima la corrida colombiana de Caicedo que saltó a la arena de Acho en la primera corrida de toros de la feria del Señor de los Milagros. Escasa de trapío salvo el 1°, lucieron terciados y disímiles de tipo. Para justificar, algún empleado del ganadero dijo al final en los corrillos de sol que algunos como el 6° fueron serios de cara...

Recordemos que el trapío es un conjunto de factores morfológicos que deben conjugar en exacta proporcionalidad. La tendencia de la corrida fue hacia tablas; el 1° noble pero sin romper en encastado; el 5° un completo rajado; los demás tardaron en centrarse en los engaños pero arrearon y constituyeron, sin atenuantes, materia prima para el triunfo de los toreros.

El Castaño del domingo fue el reverso de la medalla del Castaño de la temporada pasada. Sorteó el mejor lote pero luego de someter, nos referimos al 1°,que es su fortaleza, le faltó aquella chispita para encender la pradera. La afición de Lima es sensible a los detalles y cuando el torero se gusta y lo siente, llega la respuesta que remecen los machones. La oreja nos pareció larga y el torero no la paseó. El 4° no se empleó en el capote pero rompió a bueno en la muleta. Javier se la puso por delante y ligó con la derecha tres series templadas y de mucho mando. Cuando intenta por naturales el toro pierde las manos y de allí para adelante acusó esa condición hasta ser despenado.

Percibimos que David Mora no le dio importancia a su compromiso en la bicentenaria. O muy arropado o muy confundido, pues si bien el 2° traía sus cositas, nos parecieron de muy mal gusto aquellos muletazos despegados mirando a la galería en pos del palmoteo, como en Cutervo. Los grandes de todos los tiempos como Chamaco y El Cordobés realizaban estas suertes de adorno después de torear y someter, nunca antes. El asunto fue que esperando al 5°, un dijecito que devino en cañoncito, se le fue el tren y por la forma en que lo esperó la gente del diez, la tarde supuso un sorbo amargo para el buen torero madrileño.

Con otro nervio y en la otra orilla, estuvo el joven Juan Del Álamo. Dubitativo de capote con el colorao que hizo 3°, se definió pa’lante en la muleta y hoyó los terrenos y los belfos donde los toros embisten. Ese fue el secreto de todo. Más con el 6°, que dicen fue bravo pero hubo que esperarlo y perseguirlo más de media faena para centrarlo en el engaño. Del Álamo es atrevido, apuesta desde el saque y tiene temple. Sus primeras series con la derecha fueron verdaderas desde los cites; pata pa’lante, muleta planchada con el pulgar y el índice en los medios del estaquillador, aguantando, templando y mandando. Acho lo sintió y estalló en tanto el toro iba a más en cada serie. Parece que el estruendo medio aturdió al torero, que descompúsose él y su muleta, rematando su quehacer en trompicones y topazos. Como lo más importante estaba hecho, se echó a matar haciendo la cruz para que el diablo no se lo lleve.

Ficha. Domingo día 3 de noviembre de 2013. Corrida de Toros. Tarde soleada. Tres cuartos de entrada.

Javier Castaño (Lila y oro) Estocada tendida y caída, oreja. Cuatro pinchazos, un metisaca y descabellos, silencio.

David Mora (Verde claro y oro) Pinchazo, estocada delantera y baja, descabellos, palmas y pitos. Tres pinchazos, estocada desprendida, silencio tras un aviso.

Juan Del Álamo (Celeste turquesa y oro) Dos pinchazos, descabello, palmas. Estocada entera en lo alto, dos orejas.